Relación de sitios visitados

Casa Mingo

Madrid, 15 de Octubre de 2013                                     volver al listado

Convocatoria

Castizo aquilatador de verdaderos cocidos, y prototipo de amigos :

Mucho cachondeo ha existido –ya desde antiguo- en relación con el río municipal de los madrileños. El llamado Gabriel Téllez -(a) Tirso de Molina- dejó escrito sobre él : «Como Alcalá y Salamanca tenéis, y no sois colegio, vacaciones en verano y curso sólo en invierno». Mi amado don Francisco de Quevedo le aludió diciendo : «Manzanares, Manzanares, arroyo aprendiz de río». Y el coñón cordobés que fue don Luis de Góngora ingenió esta pulla, con motivo de una de sus escasas crecidas fluviales : «¿Cómo ayer te vi en pena, y hoy en gloria? Bebióme un asno ayer, y hoy me ha meado».

No debe proseguirse esa fácil senda de descojono por parte de ignaros, pues sábese que a Manzanares debe el Club Atlético de Madrid (antes llamado “de Aviación”) la propiedad de su estadio ( a través del expolio del organismo franquista que se llamó “Canalización del Manzanares”), y el estólido Ministro de Justicia (?) Ruiz Gallardón, el saqueo de las arcas públicas por él y por sus amigachos (mediante el tocomocho edilicio denominado “Parque Madrid Río”) que aún hoy padecemos.

Empero, el río Manzanares es algo muy, muy nuestro. A su vera, allá por 1888, los asturianos que vinieron a ayudar a construir la denominada estación ferroviaria del Príncipe Pío, pionera de nuestra incipiente red ferroviaria, utilizaron uno de los galpones a ella anejos para establecer un llagar, en el que elaborar –para así poder seguir disfrutando los placeres de su degustación - su deliciosa sidra patria. Así nació Casa Mingo, sita en el Paseo de la Florida Nº 34, donde, con la ayuda de Dios, nos encontraremos a las 14,30 horas del próximo martes, día 15 de octubre, para verificar si los cocidos que, a partir de ahora, piensan allí elaborar con regularidad, son tan buenos como lo son su sidra y sus tradicionales pollos asados. Te ruego nos asistas con tus reconocidas luces para emitir nuestro dictamen sobre tan oscuro particular.

En la ansiosa espera de tu confirmación (no la sacramental, sino la de tu asistencia al evento) te envío un fraternal –aunque senil- abrazo